Este tipo de platos, con casquería, no me gustaron hasta que ya fui mas mayor. Y es que, de niños, nos negamos a probar platos nuevos que nos prepara mamá habitualmente. Aunque pensándolo bien…, ¿No os ha pasado que vuestra madre te dio a probar, sin que lo sospecharas, hígado u otro alimento? Porque a mí si me ha pasado, el decir uy! mamá que bueno está esto y cuando ya lo había terminado decirme: pues has comido tal cosa… Aaahhh!! ya no había remedio ya había llegado al estómago.

En casa, solemos hacer los higaditos de pollo en tomate, para cenar. Para los niños se podría triturar un hígado o dos junto con la salsa de tomate y, obtendríamos, por ejemplo, una salsa para acompañar pasta estupenda.

Así lo cocino,

Ingredientes:

  • 400 gr Higaditos de pollo
  • 1/2 Cebolla mediana
  • 350 gr Tomate para freir
  • Aceite de oliva
  • Sal y pimienta

Elaboración:

  1. Cortar bien finita la cebolla y pocharla en un poco de aceite de oliva, añadir sal y dejar hacer.
  2. Una vez que la cebolla halla empezado a cambiar de color se incorporan los higados y se mezclan bien hasta que queden marcados por todos lados.
  3. Se agrega entonces el tomate, se prueba y se rectifica de sal y pimienta. Se deja a fuego fuerte hasta conseguir el hervor y después de baja el fuego hasta que la salsa de tomate esté lista.

Si lo vas a preparar para niños, puedes triturar la cebolla, en este caso, tendrás que estar removiendola constantemente para que no se queme, hasta que se añade el tomate claro.

Para servir el plato, ponemos higados con su salsa en el fondo del plato y encima un huevo frito. Personalmente, me gusta romper la yema del huevo y que se mezcle con la salsa está de «rechupete». 😉 Ah! que no se os olvide mojar pan.

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